viernes, 14 de septiembre de 2012

Eric, Flynn, John Smith y otros príncipes maravillosos

Hace unos minutos me han pasado un enlace de una página que ponía: "Yo también culpo a Disney de mis expectativas con los hombres". No sé si esa culpabilidad se traduce en un agradecimiento o no. Explico:
La línea más o menos general de las películas de princesas de Disney es: princesa/chica con algún problema, malo malísimo (y siniestro) detrás del problema o empeorándolo, amor platónico con un chico que ni siquiera conoce, él salva a la chica, derrota al malo y felices para siempre, bla bla bla... O sea, los cuentos que llevan oyendo las mujeres desde que a Andersen y a los Grimm se les ocurriesen grandes personajes como La Sirenita o Blancanieves, pero reproducidos con personajes animados en una pantalla. Estos cuentos llevan siendo los mismos desde hace generaciones. A mi madre se los leía la suya, a ella su madre también y así me puedo remontar hasta los cuentos de juglares de la Edad Media, que seguro que tenían una trama parecidísima.
La cosa es: si estos cuentos llevan siendo los mismos durante tantos años, ¿por qué somos la única generación, digamos, traumatizada por los príncipes y las princesas de los cuentos? ¿Os pensáis que vuestras madres, abuelas y tataratatarabuelas no soñaban con un príncipe que cogiese su zapato de cristal y vivir una vida de ensueño en un castillo, felices y comiendo perdices? La diferencia es que llega un punto en el que esas niñas se dieron cuenta de los príncipes son pocos, y están cogidos. Así que a lo mejor, en vez del galante heredero al trono nos tenemos que conformar con el panadero real o el escudero, pero nunca hay que perder la magia y el romanticismo. Sabed que detrás de cada persona hay un príncipe o princesa que descubrir, que puede llevarte a los mismos mundos fantásticos y hacer de tu vida un cuento de hadas, o una pesadilla, según el carácter del susodicho.
Por tanto, y dejándolo como conclusión: Chicas, no va a aparecer un príncipe en vuestras vidas, a no ser que salgáis a buscarlo. Y es muy probable que os topéis con sapos y gañanes hasta encontrar al adecuado. La vida es así, tampoco Cenicienta lo tuvo fácil.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

a veces el principe el el panandero o el mendigo, y muchas veces incluso mejor que él. Solo hay que sabes verlo

ruth dijo...

soy Ruth XD muy bueno el blog por cierto

Claudia dijo...

Tienes toda la razón :)
Gracias Ruth!! :D