lunes, 25 de marzo de 2013

Y sigue la guerra

No sé si recordáis mi entrada titulada "La guerra silenciosa", donde ya os daba a entender mi opinión al respecto de la "crisis". Supongo que leéis los periódicos y veis los telediarios, así que habréis visto que a la lista de damnificados por doña Angela "Manostijeras" Merkel y sus amiguitos se ha añadido Chipre, un país tan grande como la provincia de La Rioja y que no tiene ni la mitad de población que Madrid, un país al que se le exigen más de cinco mil millones de euros. Y lo que yo me pregunto, porque nadie lo dice, es: ¿de dónde sale de repente toda esa deuda? Y lo más importante, ¿por qué el pueblo llano, que lleva toda la vida ahorrando parte de su sueldo para una necesidad, tiene que pagar lo que han provocado los bancos?
Supongo que lo que a mi me parece más sencillo, que es bajar los sueldos a los políticos y banqueros, subir los impuestos a las rentas más altas, y fomentar el consumo ciudadano bajando los precios, es lo más difícil de hacer. Es mucho más sencillo estrujar y apretar al pueblo hasta que se harte, por lo que parece.

Regaliz

Demasiadas atenciones,
inconclusas decisiones,
y a la luz de los balcones
la emprendemos a empujones
con las malas vibraciones
que salen de los cajones.

Este día de primavera
aquí, al pie de la escalera,
se me va la vida entera.

Y en mi mapa de ilusiones
ya no cantas mil canciones.
Al tronar de los cañones,
se rompen los corazones
cual cáscaras de piñones
o el papel de los bombones.


Triste ha sido este desliz,
no habrá un final feliz,
sino amargo regaliz.


domingo, 24 de marzo de 2013

La ciudad entre nubes

Aquella ciudad parecía hecha a medida para las tormentas. Cuando llovía, era como si aquel lugar se embelleciese aún más. Los monumentos, las calles, todo era mucho más hermoso bajo las gotas de agua.
Siempre que llovía, mucha gente protestaba. Se escondían tras paraguas y capas de plástico, se refugiaban bajo soportales o se quedaban en casa. Pero algunos salían a disfrutar, sin más protección que su piel, a ver el espectáculo, a hacer fotos de la ciudad bajo ese cielo de nubarrones grises, a dejarse mojar por el agua, a llenar sus pulmones de aire con olor a tormenta. Porque aunque la gente proteste, sólo es agua. Sólo son nubes. Sólo es una sensación de húmeda libertad sobre la piel y el pelo, envuelto en un entorno que se viste de perfección bajo la luz de la tormenta.

lunes, 18 de marzo de 2013

Haiku I

Voy a inaugurar una nueva categoría en este blog, y son los haikus. Hace poco que me ha dado por escribirlos, y la verdad es que me parecen tan sencillos, pero tan bonitos. Este es el primero que os dejo, espero que os gusten.

Tras cada tormenta
llega siempre el sol,
y las reconciliaciones.

martes, 12 de marzo de 2013

Cigarritos

Se levantó cansada de no vivir,
atrapó una lágrima de pena
que intentaba escapar de sus ojos
y desatar una tormenta.

Encendió un cigarrito, L&M, light
Y se dedicó a mirar por la ventana.
Amanecía iluminando la ciudad
el sol de otro viernes de resaca.

Sobre la cama, un desconocido,
junto al alféizar, las colillas
de dos cigarritos de después
y su alma raída por las polillas.


viernes, 8 de marzo de 2013

Ascensorismos

Pulsas el botón
La caja metálica viene a buscarnos.
Me apartas un mechón de pelo de la cara
y lo recolocas detrás de mi oreja.
Cierro los ojos y te sonrío.
Se abre la puerta del ascensor.
Te doy la mano y te llevo dentro.
-¿A qué piso? -Me da igual.
Al séptimo, cielo, mismamente.
Apretamos el botón y nuestros cuerpos
se aprietan, ascendemos.
Mordiscos elevándose,
besos subiendo con el tono,
y las poleas tiran de este ataúd,
de estos dos metros cuadrados
de metal y luz fluorescente,
donde nos hacemos morir a besos.
Subimos de piso, y de grados.
Nos arde la piel, nos quema la urgencia.
Llego a mi destino, me bajo, te beso,
un último roce suave de tus labios.
Entonces aprietas el botón de nuevo
y la caja metálica te lleva siete cielos
por debajo de mi piso.

Aerosmith - Love in an elevator