domingo, 24 de julio de 2011

I won't leave you lonely... :)

8... También conocido como 2 al cubo, el doble de 4, la mitad de 16, la raíz cuadrada de 64...
8 son los años que llevo conociendo a una persona que me proporciona tal felicidad que eleva mi número de sonrisas al cubo, que es lo único que necesito para hacer el doble de las bobadas que hago habitualmente, que consigue con su presencia que mis penas se reduzcan a la mitad y que ejecuta hábilmente una raíz cuadrada sobre los nubarrones de mi mente... En resumen, somos una ecuación de la amistad con un resultado perfecto... :)
Recuerdo cuando nos conocimos, cazando anguilas inocentes en el río.
Nos recuerdo ahora, llamándonos de vez en cuando para comentar como nos persiguen otro tipo de bichos no tan inocentes de este mar que es la vida. Y nos libramos de ellos juntas, indivisibles.
Las olas nos han llevado a escollos que hemos salvado sin dificultad... ¿Será porque somos de ciencias? ¿O por algún guapo famoso que nos ha susurrado al oído "Hola, ¿es a mi a quien buscabas?" ? ¿O la irresistible tendencia a enamorarnos de vampiros? Supongo que nunca lo sabremos.
Te prometí que tendrías una entrada de blog y he cumplido con mi palabra. Sabes que suelo hacerlo.
Por tanto aprovecharé para hacerte otra promesa:
NUNCA TE DEJÁRE SOLA
Escucha esto

Igual...

Llevaba unos... ¿dos años? Si, casi dos años sin saber absolutamente nada de ti. Habías pasado a ser una anécdota, un folio en un cuaderno de dedicatorias, un cd con fotos, 20 mensajes de móvil que llevan como 18 meses borrados de la faz de la tierra, un nombre... Nada más que un nombre.
Y entonces hoy, de pronto, siento la repentina necesidad de averiguar qué fue de ti.
Investigo un poco y ahí estas. No has cambiado nada.
La misma cara, el mismo pelo, los mismos ojos... Exactamente iguales que cuando te conocí.
Y sin embargo, ya no es lo mismo.
Cuando te vi por primera vez sólo mirar tus ojos me producía escalofríos, una sensación que me recorría la espina dorsal por completo... Dolorosa pero dulce.
Cuando dejé de verte la cara para sólo ver tus fotos, mirarte me producía tristeza, dolor, rabia... Sólo dolor, nada de dulzura...
Ahora cuando miro las fotos, sólo es melancolía... Melancolía porque fuiste un momento especial de una quincena especial, por cómo terminaron las cosas... Pero ni dolor, ni dulzura, ni nada de nada...
Cómo cambian las cosas....