jueves, 22 de septiembre de 2011

Dolor...


Nico se tumba, con los ojos enrojecidos, sobre su cama. Aprieta la cara contra la almohada y llora, de impotencia y de rabia.
No puede más. No lo soporta. Lleva un mes intentando deshacerse del amor que sentía por ella. No era un amor profundo, pero le duele. Cada vez que consigue llegar a un estado estable, cuando los médicos que vigilan su corazón roto le sacan de la UCI para que pueda volver a enamorarse, llega ella y se hace querer. Todas las barreras contra ella se rompen, los puntos de sutura saltan...
Nico se siente débil, como un triste y frágil juguete en sus manos. Y no puede más.
Sus amigos le dicen "Déjala, que ella intenta ser feliz"... ¿Y qué pasa con él? ¿No tiene derecho a serlo? ¿Ni tan siquiera a rozar la felicidad con los dedos?
Y ella, como si fuera inocente, le sigue tratando como si fueran amigos. Como si Nico no se sintiese mal porque ella le hubiera dejado por otro. Y cuando Nico no quiere hablar con ella, cree que está enfadado por aquello y se hace la víctima. "Olvídate de mi", le dice.
Nico querría decirle: "Qué más quisiera yo"