martes, 9 de octubre de 2012

Olivo

Quizás tenía que haberlo traído aquí antes, allá por junio, cuando el miedo era más grande que yo y escribí este poema para ti, querida traidora, que ahora te haces querer. Aún no sé si te he perdonado todo lo que me hiciste, pero te agradezco lo que ahora me haces.
Maldita, maldita, maldita seas.
Antes te odiaba, ¿sabes?
Quería huir de ti, lo deseé
con todas y cada una de mis fuerzas.
No entendía por  qué eras tan cruel 
haciéndome tropezar una y otra vez.
Luego me ibas ofreciendo
pequeños tesoros en mi camino
y has creado una red en torno a mí
que nos une, que nos ata, que me encadena.
Maldita, maldita, y mil veces lo seas.
Eres tan cruel, tan despreciable.
Has hecho que ahora, cuando por fin
puedo despedirme de ti para siempre
todos esos tesoros
que antes me ofrecías
estén grabados en la puerta final
que me indica la salida
y que ya no sé si quiero abrir.
Y antes te odiaba... Antes...

No hay comentarios: