miércoles, 16 de octubre de 2013

La flecha que gira

Alguien ha borrado las direcciones de mi brújula. Ya no sé a dónde ir, qué rumbo tomar...
Me declaro oficialmente perdida, capitán. No sé ver más allá de este horizonte de olas bravas, que zarandean mi barco con fuerza. Y las velas se están rasgando, por la fuerza del viento y porque nunca las remendamos bien. Sólo damos puntadas rápidas, para seguirnos enfrentando a la tormenta.
"Supongo que nunca conseguí encontrarme, y a lo mejor no lo consigo nunca"
Y cada vez que pienso esto, sale un nuevo agujero en el suelo de mi bote. Y cada vez que achico agua, mis manos son más pequeñas, y sacan menos olas, y me hundo más adentro.
Y me ahogaré. Aunque mi barco probablemente navegue en un vaso de agua, me ahogaré si no lo arreglo.
¿Soy feliz? ¿De verdad? ¿Está bien todo esto? ¿Dejaré algún día de agujerear mi propio bote?
¿Tendré que esperar a que la puta flecha de la brújula, que no para de girar, se pare y me indique a donde ir?
Y por Dios, que alguien traiga el sol, capitán. Para que se seque el agua que nos ahoga.
Que esta tormenta nos lleva zarandeando demasiados años.



No hay comentarios: