martes, 29 de mayo de 2012

Little pleasures

Cada día tengo más claro que hay que disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Detener el ritmo frenético de la vida pasando a nuestro alrededor y ver, oir, respirar, tocar, saborear. En definitiva, disfrutar. Abrir al máximo los sentidos.
Estar sentado ante la ventana, cuando no tienes que hacer nada con los pies descalzos apoyados en el alféizar, mientras comes chocolate, escuchando a Patti Smith entonar "Because the night", oliendo el aire fresco de la calle, sintiendo la madera de la ventana en tus pies y viendo las golondrinas aletear felices entre los tejados de la ciudad en uno de esos atardeceres violetas que anuncian la llegada del verano. Eso es abrir tus sentidos al máximo, explorar hasta donde llega tu capacidad sensorial.
¿Y después? Pues después, más, porque coges un bolígrafo y papel, sientes el tacto de ambos y te pones a escribir, despacio, paladeando cada palabra.
¿Y qué escribes?
Que cada día tienes más claro que hay que disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Detener el ritmo frenético de la vida pasando a nuestro alrededor y ver, oir, respirar, tocar, saborear... 

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