martes, 21 de mayo de 2013

Pequeño

Y llego a casa cansada, pero siempre están ahí.
Un par de ojos marrones despiertos y brillantes
y ese pelo revuelto y desordenado,
y esos brazos que siempre me estrechan,
y esa voz siempre llena de esperanza
y ese amor que me das desde que naciste.
Y se me va el cansancio, y sólo quiero abrazarte
y protegerte y besarte y no perderte.
Porque te he visto crecer conmigo
y no quiero dejar de hacerlo.

No hay comentarios: