viernes, 16 de diciembre de 2011

Tarde de diciembre...

-Dios, qué frío hace-me dices, riendo. Llevas una bufanda gruesa de lana, y tienes las manos dentro de los bolsillos.
-Has tardado en darte cuenta, campeón-te contesto, sin poder evitar reirme también-. Se te está poniendo la nariz roja, como a un renito.
-¿Si? Entonces tendré que guiar a Papá Noél hasta tu casa en Nochebuena. Espero que hayas sido buena y te traiga muchos regalitos...
-Si, ojalá-digo, suspirando. Mi suspiro se convierte en una nubecita de aire que se pierde en el aire-. Aunque he pedido muy pocas cosas este año, espero que me las traiga todas.
-Bueno, como soy un reno ayudante, si me lo dices a lo mejor puedo influir en el "gran hombre" para que te lo traiga...
Me guiñas el ojo, y yo te doy un suave golpecito en el brazo. De repente, como si el cielo me hubiese leído la mente, empieza a nevar suavemente sobre la ciudad, sobre el banco en el que estamos sentados. Persigo los copos con la mirada, veo cómo bailan en el aire. Te sonrío.
-Esto es una de las cosas que había pedido-te digo-. Nieve.
-¡Ahá! Entonces está visto que soy una persona influyente allá en el Norte... -dices, sacando la lengua-. Ahora puedes pedir tu segundo deseo, que seguro que te lo conceden.
Entonces se me nubla la mente. No puedo decirte cuál es... No.
Aparto la mirada de ti, te doy la espalda, y miro los copos caer despacio. Se empieza a hacer de noche. Apoyas tu cabeza sobre mi hombro y me dices:
-¿Qué te ocurre? Sabes que puedes contármelo.
-No, es que... No sé si... Bueno...
Me tomas de la barbilla y me obligas a mirarte.
-¿Quieres que te diga cúal es el regalo que yo quiero?
-Si, pero...
-No hace falta que me digas el que ibas a pedir tú.
-Bueno, está bien... Pero porque me pones carita de reno, que si no...
Te ríes, y respiras hondo. No apartas tus ojos de los míos, ni dejo de ver una sonrisa en tu cara...
-Te quiero a ti de regalo... A ti bajo esta nieve, ahora.
No puedo evitar reírme. Te apartas y me miras, extrañado.
-¿Qué te parece tan divertido?
-Que yo te iba a pedir a ti de regalo también...
Entonces, consigo mi segundo regalo. Tu consigues el tuyo. Los copos de nieve se enredan en tu pelo, igual que mis dedos, mientras me besas despacio...

2 comentarios:

Sandy dijo...

Something to tell me, my lady?¿

Claudia dijo...

I'm afraid not...