Se levantó cansada de no vivir,
atrapó una lágrima de pena
que intentaba escapar de sus ojos
y desatar una tormenta.
Encendió un cigarrito, L&M, light
Y se dedicó a mirar por la ventana.
Amanecía iluminando la ciudad
el sol de otro viernes de resaca.
Sobre la cama, un desconocido,
junto al alféizar, las colillas
de dos cigarritos de después
y su alma raída por las polillas.
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