Lo bueno es el equilibrio.
Ninguno de los dos importa más que el otro. Yo no te quiero más que tú a mí, ni al revés. Nadie, en nuestro pequeño mundo, es más listo, más válido o mejor que la otra persona.
Somos iguales.
Somos dos personas iguales que formamos algo juntos.1+1=2.
No somos uno. Nadie es la mitad de algo, porque cada uno somos nuestras pequeñas cosas. Hemos elegido estar juntos y ser, entre los dos, algo que nos abarca a ambos enteros, únicos, sin mitades ni fracciones. Tu+yo=nosotros.
Y nosotros somos un "nosotros" porque queremos. Sin presiones, cadenas o exigencias. Somos "nosotros" y, a la vez, cada uno es lo que es. Con sus pequeñas cosas, sus amigos, sus círculos y sus historias que no confluyen obligatoriamente con la otra persona. Nadie obliga al otro a nada. Nadie exige nada.
Nos cuidamos, nos queremos, nos preocupamos el uno por el otro, nos sentimos conectados de una manera u otra. Pero no somos dos mitades de un todo. Somos dos. Y juntos, somos lo que queremos el uno al lado del otro. Pero nunca nadie es menos. Por el simple y mero hecho de que nos queremos tal y como somos, sin querer amputarnos hasta convertirnos en medias naranjas, limones, manzanas...
Somos dos personas iguales que formamos algo juntos.1+1=2.